

Sanamente
CURAR LA CASA SANAR EL ALMA

Las herramientas del Feng Shui
Existen a nuestro alrededor, las utilicemos o no, una serie de herramientas de las que se vale el Feng Shui para modificar, estabilizar y finalmente equilibrar la energía chi. Vale decir: para mejorar nuestra vivienda, con todo lo que eso significa. Porque no sólo el diseño y la construcción definen las virtudes de una casa. Hay muchos otros factores que influyen sobre el resultado final de un hábitat. Los colores, la iluminación, los espejos, las estructuras acuáticas, los cristales, todas herramientas básicas, y acaso mágicas, del arte del Feng Shui. Y por eso ninguna de ellas merece menos atención que la otra.
Los colores
El color influye de manera directa sobre el ánimo. De hecho, la mente humana está condicionada por las asociaciones y los valores que se le otorga desde siempre, culturalmente, a cada color. Sin embargo, esas asociaciones pueden variar. Así el blanco por ejemplo, que en Occidente se asocia a la pureza, en Oriente representa luto.
El rojo
Representa el elemento fuego. En china es considerado de buen augurio. Culturalmente, está asociado con el calor, la pasión y la energía vital. El rojo aumenta la presión sanguínea y estimula al apetito. El rojo atrae la atención, indica y alerta. Es el color que también corresponde a la longitud de onda más larga, o a la frecuencia más baja. También por eso suele asociarse con el instinto.
El amarillo
En china es el color imperial, y corresponde al elemento tierra. Es el color del sol, de la luz, del día, del optimismo, de la inteligencia y de la claridad. Los tonos más intensos de este color también pueden producir ansiedad, especialmente en personas de edad avanzada. El amarillo es sensible a los cambios de tonalidad, y en ciertos planos, está asociado a la degradación o la enfermedad. Por ejemplo: "la fiebre amarilla", o la prensa amarilla.
El blanco
Corresponde al elemento metal y supone la suma de todos los colores. El blanco lo refleja todo y no esconde nada. Irradia pureza y limpieza, aunque en ciertos lugares , o en ciertos objetos, puede generar una sensación de vacío y frialdad. El exceso de blanco tiende a cansar la vista; sin embargo, la superficie blanca actúa también en forma de pantalla sobre la cual nuestros pensamientos consiguen proyectarse. Por lo tanto, el blanco bien puede estimular la actividad intelectual y disparar la imaginación en los trabajos creativos.
El azul
En china se asocia a la inmortalidad. Es el color del elemento agua. En occidente, el azul es el más difundido en la vestimenta. Se presenta en grandes extensiones en la naturaleza: el cielo y los mares, frente a los cuales solemos adoptar una actitud contemplativa, reflexiva. Es un color sedante: disminuye las pulsaciones, baja la presión sanguínea, disminuye el apetito... Conduce a la introspección y la pasividad.
El verde
El color del elemento madera, de la vida vegetal y de la primavera. Evoca crecimiento, expansión, tranquilidad, salud y rejuvenecimiento. Es muy sedante para la vista, aunque no posee el efecto relajante del azul. Al igual que el amarillo, sufre de algunas asociaciones poco felices, como ser la inmadurez, la envidia y la inestabilidad.