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"Las personas podemos heredar de nuestros antepasados tanto lo bueno com

  • Foto del escritor: Edith Rodrìguez Mahecha
    Edith Rodrìguez Mahecha
  • 7 jun 2017
  • 3 Min. de lectura

Asì como se pueden heredar de nuestros padres y antepasados los buenos ejemplos, los valores y las riquezas materiales, entre otros, también cuántos miembros de una misma familia cargan con patrones de comportamiento y tragedias que se repiten por generaciones, tales como la miseria económica, el desempleo, los matrimonios que no funcionan, los divorcios, las enfermedades, las muertes violentas, los suicidios, los intentos de suicidio, los abortos, la soltería, las depresiones, las histerias y los miedos irracionales, entre otros, desconociendo que todo ello es producto de palabras crueles o maldiciones que por lo menos uno de nuestros antepasados pronunciò en contra de nuestros padres, de nosotros o de alguien cercano, en medio de una rabia, una angustia o un desespero que les produjo el sentirse desobedecidos o irrespetados. Un claro ejemplo de esto lo encontramos en la forma prevenida como nuestras abuelitas decían "Yo se que usted nunca va a ser feliz con ningún hombre" , "usted al paso que va no va a servir para nada", "con esa forma de ser suya no va a conseguir nada en esta vida", "usted qué va a poder, usted es un pobre desgraciado", "usted nunca va a salir de pobre", "usted si es lo màs lento que hay", "usted no da la talla, usted es un imperfecto ahí", "ah lágrimas de sangre que irá a llorar", "se la va a llevar el diablo".

Sin que seamos conscientes de ello, terminamos repitiendo los parámetros de conflicto y de dolor de generaciones anteriores, especialmente a la hora de entablar relaciones afectivas o sentimentales, cuando emprendemos un negocio, un proyecto, o cuando decidimos conformar una familia.

Igualmente, gran parte de estos lastres, situaciones sin salida y desgracias, se originan en acciones equivocadas y tendencias indeseables de nuestros padres y antepasados, asì pensemos que no repercuten por haber sido cometidas muchos años atrás. Por ejemplo, si un padre asesinò a alguien, robó la herencia a sus hermanos, se aprovechò ventajosamente de una persona en un negocio, derrochò sus bienes materiales, fue contrabandista, tuvo negocios de prostitución o juegos de azar, fue usurero (compraventas, pirámides, gota a gota), apostador, narcotraficante o lavador de dolàres, todas estas actividades- muy de moda por estos días, plata maldita-, màs adelante puede suceder que sus descendientes vivan situaciones de dificultad económica u otras desgracias incluso sobrenaturales.

Algunas de las tendencias indeseables heredadas que màs comúnmente encontramos en los ambientes familiares tienen que ver con la infidelidad, divorcios, alcohol, juegos de azar, robos, chismes, mentiras, machismo, agresividad..., como consecuencia de todo esto, la aparición lenta o sorpresiva de enfermedades como la artritis, la insuficiencia renal, la trombosis, la epilepsia y el cáncer, entre otras que generalmente tienen como raíz un odio muy profundo del enfermo, una brujería, el propio pecado o las inclinaciones heredadas de los antepasados.

Ingenuamente fomentamos a diario este tipo de comportamientos con frases como "No se la deje montar de nadie y menos de una mujer", "no sea pendejo, si se la montan responda usted también", "nunca le agache la cabeza a nadie" o " camine lo llevo donde las niñas de vida alegre para que se vuelva un hombre", entre muchísimas otras.

Cabe explicar aquí que los hijos no reciben maldiciones, ni los errores de sus antepasados recaen sobre ellos como un castigo injusto, ¡no!, lo que sucede es que el hecho de ver y convivir con estas tendencias y ejemplos los maleduca, y en momentos de crisis ellos reaccionan refugiándose en los hábitos aprendidos, justificándose en el hecho de que sus papàs también lo hacían. Recordemos que científicamente también el ADN y los genes de los padres son heredados por los hijos, el ser humano es el resultado de dos factores: herencia (genes) e influencia del ambiente (imitación); en esas dos fuentes se basa todo nuestro aprendizaje. Por lo tanto, debemos ser cuidadosos en la atmósfera que les proporcionamos a nuestros hijos durante su crianza.




 
 
 

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